La innovación es una palabra de moda en estos días. Todos los días escuchamos hablar mucho de innovación tecnológica, social o empresarial. Existe esta necesidad sentida de innovar nuestras prácticas sociales y organizativas junto con nuestra tecnología y procesos de negocios para satisfacer las demandas de un mundo que cambia rápidamente. No menos apremiante es la lucha continua por reducir el vacío de un futuro cada vez más incierto.
La innovación se trata realmente de cambiar y ajustar algo para que se comporte o funcione de una manera nueva y diferente. Implica el aporte del pensamiento creativo, ya que se trata de ver las cosas viejas en nuevas perspectivas. Requiere salir del viejo molde y romper los patrones de pensamiento habitual para revelar una nueva perspectiva fresca sobre las cosas cotidianas.
A veces estamos atrapados en mirar algo de una manera establecida. Puede ser la forma en que realizamos una tarea o un problema en particular. Se convierte en un «dado» que, sin duda, asumimos que es como son las cosas. Una nueva perspectiva fresca puede darle un significado completamente nuevo y para nuestro propio asombro nos damos cuenta de que hay una mejor manera de lidiar con ella que nunca imaginamos que podría ser posible.
Sin embargo, siempre tendemos a pensar en la innovación en términos de cambiar algo en el mundo que nos rodea. ¿Qué tal si innovamos nosotros mismos? ¿Sería un pensamiento burlón? Eso creo.
Tengo la sensación de que las mujeres pueden ser más receptivas a esto. La razón es que las mujeres tienden a tener más automotivación para pasar por ‘maquillajes’ regulares, como cambiar su peinado y apariencia general, renovar su guardarropa, volver a decorar su espacio vital y rediseñar otras cosas en su entorno físico y social inmediato. Por otro lado, nosotros, los hombres, tendemos a pasar por ‘cambios de imagen’ tan frecuentes como alineaciones celestiales de una escala inter-galáctica.
A decir verdad, sin embargo, sigue siendo dudoso si el cambio en la apariencia puede contar como innovación genuina, aunque es un comienzo, no obstante.
Aquí hay algunas de mis propias ideas sobre cómo podemos realmente innovar y mantener una posición fresca en nuestras vidas en constante cambio.
1. Observe y sea consciente de los patrones recurrentes de comportamiento que han estado con usted desde que era un niño. Últimamente me estoy volviendo más consciente de esto. ¿Alguna vez notó que hay algunos rasgos, como una respuesta conductual a una situación o una predisposición mental que se puede rastrear muchos años desde que puede recordar? El lado cansado de esto es que hay muchos patrones de comportamiento que nos determinan a lo largo de nuestra vida, la mayoría de los cuales inconscientemente. La ventaja es que puedes ser consciente de ellos si quieres y reprogramarlos. Fácil de decir, pero factible de todos modos. La conciencia es el primer y mayor paso adelante.
2. Adopta el hábito del cambio y la novedad. El miedo al cambio es el mayor inhibidor de cualquier forma de innovación. El miedo causa resistencia e inmovilización. Instale primero el hábito de cambiar patrones menores. Como ejemplo, hace unos fines de semana estaba caminando por un sendero favorito en el campo, al que he estado yendo ocasionalmente durante algunos años. Al entrar en el camino habitual, surgió una idea espontánea de tomar el otro camino en la bifurcación, algo que nunca había hecho antes por costumbre. Este es un pequeño cambio de patrón. El hábito te llevará a otros cada vez más grandes, como los del punto anterior.
3. Juega con la idea de innovarte a ti mismo. ¿Cómo te gustaría ser? Más creativo? ¿Joven espíritu? ¿un mejor comunicador? ¿un experto en tecnología, pensador de tendencias?
4. Deja que la idea de un nuevo tú se hunda. Esto es lo que muchos se refieren como un proceso de ‘incubación’ donde comienza a formarse la semilla de una nueva idea. Otra forma de decir que hay que dar tiempo y espacio para que la idea se asiente.
5. Empieza a considerar nuevas formas de pensar. Antes de tomar una decisión, piense si estaba siguiendo viejos patrones de pensamiento. Aquí hay un método de Edward De Bono. El método se llama APC (alternativa, posibilidades, opciones). Es básicamente un ejercicio de lluvia de ideas en el que analizas un tema o problema determinado y empiezas a poner en cola diferentes alternativas, posibilidades (incluso locas) y, finalmente, consideras diferentes opciones. Puede sonar tontamente simple, pero un método efectivo para dirigir nuestras mentes «fuera de la caja».
6. No se trata de si los demás te ven de manera diferente, sino de si TÚ te ves a ti mismo de manera diferente. Y esto apunta a por qué cambiar tu guardarropa podría no resultar en innovar a ti mismo. Otros pueden ver un «nuevo yo», pero ¿lo ves? ¿o te ves de la misma manera? Y esto nos lleva al siguiente punto.
7. Empieza a hablar contigo mismo de manera diferente. En publicaciones anteriores, con frecuencia he hecho referencia al diálogo interno positivo como una herramienta efectiva de desarrollo personal. También es muy útil en este contexto. Si aún no te has dado cuenta (muy poco probable), hablas contigo mismo todo el tiempo. Hay ese comentario interno ‘en tu cabeza’ que nunca se calla. Sin embargo, el lenguaje y las metáforas que a veces usamos pueden determinar si construimos la actitud correcta para tener éxito en algo o sabotearnos a nosotros mismos en la derrota y la rendición. Si nuestro «diálogo interno» contribuye mucho a nuestra propia imagen, entonces cambiar la forma en que hablamos con nosotros mismos significa cambiar nuestra propia imagen, por lo tanto, en última instancia, innovarnos a nosotros mismos. ¿Puedes pensar en formas de hablar de manera diferente contigo mismo? Tal vez se me ocurra un futuro post sobre esto.
8. Utiliza tus recursos internos de forma creativa. Todos tenemos algo en lo que somos buenos. Algo que nos hace destacar, aunque no de las maneras más obvias o visibles. Puede ser que seas bueno viendo el panorama general o detectando el más mínimo detalle. Es posible que pueda aprender un nuevo idioma muy rápidamente o tener buenas habilidades interpersonales. Podrías ser un buen organizador o un motivador de grupo. Sea lo que sea que brilla en ti, trata de nutrirlo más y comienza a usarlo para algo fuera de los parámetros habituales. Expándalo y úsalo de forma creativa.
9. Enfoquen sus energías en el futuro, no en el pasado. Las personas innovadoras no se quedan mucho en el pasado. Prefieren mirar hacia el futuro, en particular anticiparse al futuro a través de la innovación de algo en el presente. A menudo nos atamos a nosotros mismos y a nuestra propia imagen a nuestro pasado. Etiquetamos nuestra identidad con nuestra historia de vida, la historia de nosotros mismos. Para innovar necesitas proyectarte hacia adelante y situarte donde quieres estar en el futuro con entusiasmo y expectativas positivas.